Exposición «En este marco incomparable» de Joaquín Ivars. del 13/09/19 al 9/11/19. Galeria Isabel Hurley.

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Extracto de la hoja de sala de la exposición EN ESTE MARCO INCOMPARABLE…

[…] Dentro de la exposición titulada EN ESTE MARCO INCOMPARABLE… propongo algunas piezas que a pesar de su diversidad formal y temática tienen que ver con el marco, o su idea, de forma explícita o implícita. Aunque se traten aspectos variados de nuestras vidas, y de manera desigual, el elemento de articulación de esas diferencias, paradójicamente, es la separación, algo que resulta tan chocante como común. (Una articulación ósea es la ausencia de hueso, y es gracias a ese vacío que los huesos resultan útiles; igual ocurre en un texto con el vacío entre palabras o letras, que es lo que permite una lectura eficiente). Las piezas, en este caso, están reunidas aquí por la atención prestada a aquello que en ellas se aparta o sirva para apartar -sea marco, sea del resto del mundo, sea distinción por planos materiales, virtuales, texturas, ambientes, conceptos, autoría, etc. Es una exposición como cualquier otra en la que se expone lo que el autor ha elaborado, seleccionado o dirigido y considera digno de diferenciar con cierto énfasis y de exponer a sus congéneres. Pero quizás lo que se considera estimable es aquello que tiene que ver con los elementos de separación o distinción; aspecto este que nos conduce a una explícita meta-artisticidad y a una violencia implícita, emboscada, en la selección “amable” que se corresponde con el hecho de exponer cosas que aparentemente solo tienen que ver con el “arte” o con su mundo.

[…] Como resumen final, podríamos decir que siempre que distinguimos lugares de manera “dura”, estamos expresando que los accesos son limitados, restringidos, y están regidos por una violencia territorial a menudo balizada con la “naturalidad” de lo simbólico. Si queremos acceder a algo fuera de nuestro alcance existen unos exigentes y arbitrarios umbrales que atravesar, unas condiciones de posibilidad para que nuestras opciones se realicen y nos transformen en agentes dignos de transitar ese nuevo y “maravilloso” espacio de la “distinción”. Y entonces las preguntas que vienen al caso podrían ser: ¿Qué he de dejar atrás para acceder a todo eso? ¿Qué clase de violencia sufro o me he de auto-infligir para tener que someterme a un espacio tóxico que requiere de mí semejante dependencia? o ¿qué tipo de naturalización mental, quién sabe si más humillante aún, he de sufrir para destrozar mi dignidad con el fin de sentir el aplauso de los elegidos de este mundo perverso y absurdo de la fama, la corrupción, el éxito y la codicia? ¿Es todo eso más importante que mi sentimiento de independencia, autonomía y emancipación?

En el teatralizado aparte de la galería podemos reflexionar sobre eso antes de volver a salir al mundo; en este, todo vuelve a centellear o a decepcionar del mismo modo en el que lo hacía dentro. En el exterior percibimos que el aparte de la exposición (en la que por cierto ningún marco tiene cualidades físicas convencionales, solo trabajo con su idea o su imagen) no era más que un reflejo del afuera; el buñueliano y paralizante ángel exterminador o no existe o somos todos los que aceptamos los cánones impuestos y abonamos sus tasas. Quizás, como mucho, al salir quepa preguntarse qué nos dejamos en el interior o qué nos llevamos al afuera. ¿Es posible producir algún tipo de emancipación desde la cordial violencia que ejerce Este marco incomparable… ?

Joaquín Ivars