Despedida como decana. Carmen Osuna

Despedida de Carmen Osuna como Decana de la Facultad de Bellas Artes de Málaga

Dirijo estas palabras de despedida y agradecimiento a todos los que me han acompañado durante estos seis años de apasionante andadura dedicados a la construcción de una Facultad de Bellas Artes nueva en Málaga. A Vicerrectores, Decanos de las Facultades de Bellas Artes, Decanos de la Universidad de Málaga, directores y responsables de las instituciones que nos han apoyado; a todos mis colegas profesores, que han trabajado conmigo mano a mano, al personal de administración y servicios, por supuesto, a los estudiantes que han sabido comprender nuestras necesarias contradicciones y, de forma especial, a Adelaida, nuestra Rectora, que depositó su confianza en mi persona hace ahora seis años. Estas líneas dan cuenta de un tiempo vivido apasionadamente con dificultades y errores ineludibles pero también con aciertos y satisfacciones.

Aunque mi discurso de despedida tuvo lugar a finales de junio, en nuestra primera Junta de Centro, para dar la bienvenida al nuevo decano entrante, he necesitado estos meses de calma estival para obtener la necesaria distancia que requiere una despedida formal y abierta a todos los que no asistieron ese día. Sin embargo este cese solo significa dar un paso a un lado, pues hoy vuelvo a dar mis clases, como no he dejado de hacerlo en estos últimos veinte años, con más intensidad que nunca. Y vuelvo a la Facultad que hemos construido en Málaga, no a la que dejé en Granada hace seis años, lo cual ha sido un duro debate sentimental ya resuelto.
Mi promesa al Rectorado fue dejar puesta en marcha una facultad que tuviera una Junta de Centro y su propio Departamento. El reto ha sido alcanzado. En junio se pudo estrenar nuestra primera Junta de Centro y realizar elecciones a Decano y en diciembre quizá se pueda crear el Departamento de Bellas Artes gracias al esfuerzo de los profesores que han conseguido sus acreditaciones para obtener la permanencia en la Universidad.
Durante estos seis años de vida profesional, he depositado toda mi energía, mi tiempo y mi confianza en un proyecto de facultad diferente, pues se me dio una oportunidad que, creo, solo se presenta una vez en la vida, y debía aprovecharla. Esto significa, haber tenido el apoyo y la confianza de una Rectora inigualable. “Gracias Adelaida por haber creído en mi trabajo”.
Tenía ante mí una facultad para estrenar, con un nuevo plan de estudios que, aunque prediseñado, tuvimos la fortuna de poder terminar de perfilar con los nuevos planes de Bolonia y de discutir, con la experiencia de la práctica, en reuniones memorables con el resto de decanos de Bellas Artes de España. “Gracias amigos decanos por vuestros consejos”. Me fui encontrando con un grupo excepcional de profesores. Algunos con excelente experiencia docente y otros muchos con una gran trayectoria profesional que conlleva la falta de amaneramientos o rutinas pedagógicas. También me encontré con un pequeño grupo de estudiantes deseosos de que una facultad de Bellas Artes abriera sus puertas en Málaga. “Gracias compañeros y estudiantes por haber creído en algo casi utópico y haber soportado en ocasiones mi brusco y vehemente temperamento, así como mis posibles errores”. Del mismo modo agradezco la labor de una secretaria que se iniciaba conmigo en un nuevo trabajo para crear una facultad y un departamento a la vez. “Gracias Elvira por haber estado a mi lado trabajando discretamente codo con codo”. Por último, no quiero olvidar al personal de administración y servicios que entendió rápidamente nuestra particular manera de funcionar. “Gracias amigos conserjes, técnicos de informática y de secretaría, de mantenimiento y limpieza, de biblioteca y de escultura por haber comprendido que en un lugar dedicado al arte los problemas necesitan soluciones abiertas y creativas”. Reitero las gracias a todo el equipo decanal y a muchos profesores que, sin cargo, han ejercido como un verdadero equipo de trabajo. Confío en todos vosotros para continuar construyendo un proyecto cargado de entrega y libertad. Reconozco que el esfuerzo es grande, que hay situaciones de desesperación; que a veces los asuntos burocráticos no están en nuestras manos y que surgen incidentes inesperados que te obligan a trabajar con dificultad y dedicar el tiempo del que dispones y del que no dispones. Ha habido momentos difíciles para mí en que no sólo he tenido que ejercer de Decana y de Directora de Departamento sino también hacerme cargo de varios vicedecanatos, e incluso de ser mi propia secretaria, portear muebles o arreglar desagües… Pero todo esto merece la pena cuando ves que en las reuniones se vota decisión tras decisión por unanimidad; cuando las valoraciones de los estudiantes ponen a nuestra facultad a la cabeza en la Universidad de Málaga; cuando galerías e instituciones públicas te ofrecen sus espacios para exponer los trabajos de los estudiantes; cuando los ves ya en la calle ganando premios y mostrando una alta calidad competitiva.
Sobre mi compromiso con la Universidad os diré recordando a Benedetti, y aunque a algunos no les guste, que como él yo sigo siendo parcial “…incurablemente parcial y aunque pueda sonar un poco extraño: totalmente parcial”. Creo que la creatividad y la enseñanza necesitan una toma de posición rotunda.
Desde que me designaron como Decana he procurado mantener una postura coherente de cómo debe ser la enseñanza, con unos principios básicos y una ideología concreta: aquella que es continuamente crítica con lo ya existente. Es gracias a ello que entre todos hemos podido construir un lugar diferente a aquél en el que aprendimos, en cuanto a los contenidos de las asignaturas y en lo relativo a la forma de transmitirlos. Porque ser neutro, en la enseñanza, es recluirse tras los muros de hierro para la inacción complaciente, el peor lugar del infierno de Dante.
Esta toma de postura no ha sido fácil. Ha habido opiniones que han cuestionado la utilidad de este cambio, por supuesto revisable, pero en ninguna de estas desaprobaciones había un juicio crítico escrupuloso, sino que todas coincidían con la famosa falacia de la que se sirvió Enrique VII para ser rey y que Hume ponía como ejemplo de falacia naturalista: Ser rey implicaba seguir siéndolo. Un razonamiento evidentemente defectuoso. Del “así es” no puede inferirse el “así debe ser”.
Por ello, la tradición no es razón suficiente para cuestionar una propuesta crítica de innovación, aún más cuando hablamos de creación o producción artística.
El arte ha dado sobradas pruebas de la falsedad del argumento naturalista, especialmente a través de las vanguardias del siglo XX.
Ahora que releo mi carta de bienvenida después de seis años y he vivido tantos acontecimientos, observo que sigo creyendo, como decía entonces, que el arte no es algo que se tiene, sino que se hace; que la imagen objetiva de los sentimientos, las experiencias o las ideas no se construyen por medio de ningún “acto creativo”, de ningún impulso mágico: debe ser producida, y hoy añado, entre la necesidad y la libertad pero no bajo la obligatoriedad. Que sigo creyendo más que nunca que el aprendizaje se funda en la práctica, pues esta metodología constituye la forma de que el conocimiento se adquiera y se asiente como ya anunció J. Dewey. Como nos enseñara Althusser creo que no hay teoría sino fundida con la práctica, o como demostrara Ho Chi Minh y otros muchos revolucionarios, creo que solo se puede alcanzar un verdadero cambio tras la acción colectiva. Por eso vuelvo a gritar: busquemos que la interdisciplinariedad y la libertad no sean confundidas con la habilitación de una serie de despachos a lo largo del pasillo donde cada cual trabaja en su materia; llenémoslas de contenido tirando los tabiques, estableciendo una relación dialéctica y en perpetua crisis entre las diversas materias, hasta que se modifique el conocimiento parcelario e inerte; fomentemos la inteligencia multiforme.
Para que la Universidad pueda romper la frontera que la separa del exterior, ha de erigirse en un espacio donde se planteen preguntas, se contrasten opiniones y sea avivado un ánimo crítico y reflexivo bajo la óptica del análisis permanente. Quizá una cuestión que está en el aire, o en mi mente, es su estructura piramidal, pues pienso que perturba cuando se usa la cordialidad entre verdaderos colegas que somos todos los profesores que trabajamos en ella.
Por ello, desde cualquier lugar que ocupe seguiré intentando romper las extrañas fronteras que surgen sin que lo percibamos, que de pronto se nos hacen eternas y alimentamos a veces sin confianza, manteniéndolas como si un ente divino las hubiera creado.
Contad todos conmigo para seguir trabajando en las transformaciones necesaria, gracias por haberme dejado actuar de la forma libre que me caracteriza y disculpad todos mis errores.
Para terminar quiero dar ánimo al nuevo Decano Salvador Haro y al futuro o futura Directora de Departamento, pues una facultad siempre necesita de un gran esfuerzo y no bajar la guardia. Deseo que todo cuanto emprendáis llegue a buen término.

A todos, con el grato recuerdo de estos años, os digo que contáis con mi amistad y apoyo. Sigo cerca y trabajando por la enseñanza y el arte.

Málaga, 3 de octubre de 2011

Carmen Osuna